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Crónica negra milmarqueña

Un suceso conmueve a España: tres muertos y más de setenta heridos en Milmarcos.

Una cruz en el cementerio, con un curioso epitafio, y el vago recuerdo de alguno de nuestro mayores, son las únicas reminiscencias de un terrible suceso ocurrido en Milmarcos una noche de invierno, hace poco más de cien años: según cuentan las crónicas de la época,  muchas personas corrían, locas, prorrumpiendo en horribles lamentos. 

Un suceso en el que perecieron tres personas, además de “unos setenta” heridos, y que fue recogido por múltiples periódicos en toda España… Como bien dice el epitafio la culpable fue “la luz eléctrica”.

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 Aquella tarde de invierno, el sábado 18 de enero de 1913, los vecinos de Milmarcos se dispusieron a encender las luces de sus casas. La electricidad todavía era algo nuevo en el pueblo, llegaba desde el salto de agua que José Tellez tenía en Calmarza y se suministraba unas horas al día, a partir del anochecer.

“A eso de las 6 de la tarde”, por una sobrecarga o carencia de equipamiento adecuado, se produjo una fuerte descarga eléctrica… los cables se incendiaron y estallaron bombillas y aparatos. Al menos una de las víctimas manipulaba en ese momento los cables; la mayoría de los heridos resultaron lesionados al intentar atajar el estropicio.

La Hemeroteca de la Biblioteca Nacional guarda el registro de aquel suceso en periódicos de publicados en Guadalajara, Madrid, Soria, Teruel, Segovia, Alicante, Murcia… Las primeras noticias hablaban de las tres fallecidas y sólo en días sucesivos se supo que el número de heridos fue también muy elevado.

El Noticiero de Soria, en su edición del 25 de enero de 1913, relata de forma breve y concisa el suceso

Tres mujeres muertas

Sobre las seis de la tarde del sábado último, en el pueblo de Milmarcos (Guadalajara) una joven llamada María Yagüe Clemente que tenía en la mano los hilos de una bombilla de luz eléctrica sufrió tan tremenda descarga que cayó a tierra y los propio le ocurrió a su madre Ana Clemente, que acudió en su auxilio.

A la misma hora, y en igual forma, otra joven llamada María Escolano sufrió también los efectos de otra descarga.

Las tres mujeres fallecieron a consecuencia de la sacudida eléctrica.

Por su parte, el Diario de Alicante, bajo el titular “Una horrenda desgracia”, amplia la información con algunos datos de interés, como la actuación de un héroe anónimo que corto la corriente:

Comunican de Milmarcos que ayer ocurrió allí una horrible desgracia que ha llenado de luto el vecindario.

Hubo un cruce de cables de alta tensión eléctrica que produjo la electrocución a tres personas.

Además resultaron veintitrés más heridas, algunas de consideración.

Con grave riesgo de su vida un vecino cortó la corriente evitando que fuera mayor el número de víctimas.

La causa del hecho parece ser debida a haberse inutilizado el transformador que normaliza la corriente.

El Mercantil de Teruel, tras citar a los fallecidos y señalar que hubo “infinidad de heridos y contusos”, aporta un atisbo de lo que pudo ser aquella noche: un horrible pánico” se “apodero de todo el vecindario”.

La trascendencia de la noticia provocó incluso crónicas y editoriales: un par de días después, el Diario de Avisos de Segovia publica algunos detalles terribles, bajo el titular “La electricidad y la muerte”

Horrible descarga.- Tres muertos y 70 heridos.- Pánico e indignación

En Milmarcos (Guadalajara) ha ocurrido una espantosa catástrofe que tiene consternado a aquel vecindario.

Hace días, a la hora de suministrar el fluido eléctrico para el alumbrado, fue tal la cantidad de corriente que se produjo, que a consecuencia de ella quedaron instantáneamente sin vida tres personas, otras con gravisimas heridas y otras menos graves hasta el número de 70. Muchas fueron arrojadas a larga distancia por la descarga.

El temor y pánico que se produjo en los primeros momentos, fue indescriptible.

Muchas personas corrían, locas, prorrumpiendo en horribles lamentos ante la magnitud de las descargas.

A la confusión sucedió bien pronto la más amarga tristeza, que hoy consterna a los habitantes de Milmarcos.

El dos de febrero, Flores y abejas, “revista festiva semanal” de Guadalajara , rebaja el número de heridos (unas “veinte personas”) y editorializa sobre el suceso con un estilo muy particular:

“Y todas estas catástrofes ocurren, porque siendo el estudio de la electrotecnia extremadamente dificultoso y ofreciendo el manejo de una fábrica de electricidad muy serios peligros, es cosa corriente en la mayoría de los pueblos encargar de tales menesteres al primer gañán que se presenta, retribuido con un jornal miserable, y así ocurren con tanta frecuencia esos lamentables sucesos, en la que son sacrificadas a la ignorancia y al abandono bastantes inocentes víctimas”.

“…ocurren estas catástrofes las mas de las veces, a consecuencia de quemarse el transformador y no estar provisto de sus correspondientes fusibles; entonces se da el caso de que la línea general, al recibir una corriente de alta tensión, se incendia y como tampoco en las tomas de fluido suele ponerse fusible, se incendia también el flexible de las instalaciones particulares y al intentar los vecinos atajar el percance, instintivamente llevan las manos a la línea, quedando muertos o grávemente heridos a consecuencia de la descarga eléctrica”.

¿Gañán?… parece que así se las gastaban los medios de la época .

Décadas después,en los años cincuenta, un nuevo accidente eléctrico provocó la muerte de una  persona y a punto estuvo de costarle la vida a otras dos.

En la calle Jesús, esquina a la calle Consejeros, una persona llegada al pueblo expresamente para encargarse de la gestión eléctrica, contratada por el ayuntamiento y al que apodaban el “Lucero”, se electrocutó al tocar los cables de alta tensión.

Su hijo y el tío Agustín a punto estuvieron de acabar de igual forma al intentar ayudarle. Solo la rápida intervención de los vecinos, que corrieron hasta el transformador, instalado en la salida de la Cañada, impidió que la tragedia fuera mayor.

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