Pedro Bernal, vecino de Molina, se afincó en Milmarcos huyendo de la persecución que contra la comunidad judía conversa se había desatado en la comarca: “estando huido de esta villa por miedo del Duque de Alburquerque, fuíme en compañía de mi hermano Hernando e de otros a un lugar que se dice Milmarcos”.
Los Bernal, propietarios de ganado, comerciantes de lana y carniceros, fueron una familia muy conocida en Molina: entre otras cosas participaron en la fundación de la Cámara de la Misericordia, el primer “posito” español, desde el que se abastecía de pan en momentos de escasez a los más desfavorecidos de la comarca. Además, varios de sus miembros abrazaron la carrera eclesial.
Todo eso, sin embargo, no les libro de la Inquisición: no en vano, los Bernal eran conversos, descendientes de la comunidad judía asentada en el Señorío desde el siglo XI.
Finales del siglo XV
El Archivo Histórico Nacional, en su apartado sobre la Inquisición, guarda un total de 35 procesos de Fe orquestados contra la comunidad conversa de Molina, incluidos los que se llevaron a cabo contra Pedro Bernal y su madre, Aldonza Fernández, en las postrimerías del siglo XV y comienzos del XVI.
Bernal, que acudió al Santo Oficio de forma 2voluntaria”, confesó, entre otras coas, comer “carne de moros y de judíos”, haber escuchado lecturas y rezos en hebreo a su familia y quebrantar y hacer quebrantar a sus hijos los domingos y fiestas católicas.
Además, tal y como trascribe la historiadora Leonor Zozaya Montes, becaria postdoctoral en la Universidad de Coimbra, , de la que hemos sacado la mayor parte de la información que aquí manejamos sobre este asunto, Pedro reconoció que comerciaba en la iglesia de Milmarcos
“e no osábamos estar en las casas del dicho lugar ni tener haciendas ni mercaderías salvo en la Iglesia de dicho lugar, en cuya dicha Iglesia algunas veces vendíamos y comprábamos mercaderías y negociabamos, no con intención de ofender de la santa Iglesia salvo por miedo de guerra”. AHN. Inquisición, Legado 1930. Proceso de Pero Bernal, n 7.
Y por si fuera poco, algunos milmarqueños también le acusaron de usura.
Llama la atención que estos conversos, conscientes de la persecución a la que eran sometidos, se arriesgaran a cometer un delito tan judío como el de vender en la iglesia (el episodio de Jesús expulsando a mercaderes del Templo).
Al final, no obstante, en este caso la Inquisición se mostró magnánima, o justa, y no condeno al pobre Pedro… no ocurrió lo mismo con Inés, posiblemente su hija, vecina de Milmarcos.
(El apellido Bernal vuelve a aparecer en Milmarcos en el siglo XIX y XX – mi bisabuela, Gerónima Bernal, mi abuelo y su hermanos… – aunque desconozco si tenemos algo que ver con Pedro e Inés Bernal).
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