La concesión del título de villa al pueblo de Milmarcos supuso, entre otras cosas, la instalación de los símbolos propios de la justicia y el poder real: una horca en la plaza, para ajusticiar a los homicidas, y una picota para los delitos menores en el camino de Molina
Que rara sensación… quizás se ahorcó a gente donde ahora juegan los niños o donde nos tomamos el vermut.
Al menos eso afirma José María Ferrer González, en su obra “El poder y sus símbolos en Castilla – La Mancha”, autor al que hemos intentado localizar infructuosamente, a través de la editorial que publicó su obra (Aache), con el objeto de ampliar los escuetos datos que incluye.
Por tanto, por el momento, nos limitaremos a transcribir sus palabras.
Disponemos del testimonio escrito de las diligencias de posesión de Milmarcos. Se establece que “se levante y ponga una orca de madera con su cuchillo y picota en las partes más públicas para la execución de la justicia contra personas facinerosas que cometen omisidios y otros delitos…“; seguidamente, otra diligencia da fe de que “...en la plaza pública desta villa frente de las casa de ayuntamiento della se puso una orca con tes palos en la forma ordinaria y encima del que atrabiesa las dos en la parte de arriba se clabo un cuchillo grande…“; finalmente otra diligencia da fe que “…desde la plaza publica donde se fijo la orca fue al sitio que llaman de las eras del Calbario que esta de la parte de afuera de dicha villa saliendo hacia el camino de la villa de Molina de Aragón y del lugar de Ynojosa y en el se puso una picota de madera alta con su argolla de yerro…“. El lector se habrá percatado de algunas precisiones jugosas y, como no, de la alteración de la tradición generalizada, pues en Milmarcos la picota se pone en las afueras y la horca con su cuchillo en la plaza pública.
Tan especiales siempre, los milmarqueños… a diferencia del resto del mundo, nosotros ahorcábamos a la gente en mitad de la plaza y exponíamos a los delincuentes en la picota en las afueras.
A pesar de la desconcertante fórmula de “las casas del ayuntamiento”, parece que la ubicación de la horca estaría en el actual plaza… teniendo en cuenta que los olmos se plantaron en aquella época…. ¿en los columpios?….
Respecto a la picota, ¿alguien sabe dónde están las eras del Calvario?…
Por otro lado, tras la supresión de las picotas en el siglo XIX, buena parte de ellas fueron destruidas y las que sobrevivieron, salvo escasas excepciones, fueron reconvertidas en el monumentos religiosos. Normalmente eran una columna de piedra rematada por algún tipo de cabezal sobre el que se instalaban las argollas de hierro a las que se ataba a los pobres desgraciados.
Y resulta que hoy, quizás, todavía podamos contemplar los restos de semejante artilugio. En el camino de Ynojosa tenemos un peirón muy singular; a diferencia del resto, construidos de mampostería o ladrillos, tiene como elemento central un fuste de piedra.
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