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Esta iglesia es una ruina…

La iglesia de San Juan Bautista fue construida entre los siglos XVI y XVII durante un período de extraordinario esplendor económico y social en la localidad, propiciado por la instalación de una aduana y el incremento de los intercambios fronterizos entre el señorío de Molina, Castilla y Aragón.

El viejo poblado medieval y su iglesia, probablemente situada en La Muela, se quedaron pequeños e inadecuados ante el incremento y la categoría de los nuevos pobladores, muchos de ellos hidalgos, funcionarios y comerciantes. Fue entonces cuando se proyectó la traza urbana que hoy conocemos, claramente influenciada por la concepción filosófica y artística del Renacimiento, con sus espacios públicos y diseñados a la medida del Hombre.

Un trazado que constituye en si mismo una auténtica proeza intelectual: su autor, desconocido, colocó la iglesia en el centro de una serie de espacios diáfanos en los que se distribuían los servicios demandados por una población moderna. Frente a ella, el nuevo poder emergente, “las casas” del futuro ayuntamiento.

Un diseño renacentista, casi geométrico, en el que los espacios y calles tratan de alcanzar una simetría imposible frente a los imperativos del relieve.

Mal pagadores

Desconocemos la fecha de inicio de las obras de la iglesia, pero en los Libros de Fábrica, conservados en el Archivo diocesano de Sigüenza, se afirma que el proceso se hizo en tres fases: la capilla mayor estaba ya edificada en 1567, mientras que el cuerpo central se inició en 1575 y la torre, en 1598. En la clave de la bóveda del coro se puede leer la fecha de conclusión de las obras del edificio, 1627.

Su construcción y decoración, como era habitual en aquellos tiempos, corrió a cargo de los propios vecinos, lo que suponía una tremendo esfuerzo para la magra economía de la época. De hecho, tal y como atestiguan los documentos eclesiales, nuestros antepasados tardaron mucho en saldar las deudas con los artesanos implicados; algunos, incluso tras condonar buena parte de la deuda.

El edificio, de mampostería rústica y piedra sillar, con su puerta de acceso por el lado de la Epístola, fue construido por Juan de Marrón “maestro de cantería y de hacer iglesias”, natural de Ruesga (Cantabria) y afincado en Deza (Soria), autor, entre otras cosas cosas, de la iglesia parroquial de Fuentes de Jiloca y la colegial de Santa María de Daroca.

La iglesia consta de una sola nave, a la que están adosados la torre, la capilla mayor y un ábside poligonal, y se distribuye en varios tramos delimitados por pilastras laterales, adosadas al muro, instaladas sobre pilares y rematadas por arcos fajones, terceletes y diferentes claves complejas. Destaca la belleza de la bóveda sobre el altar mayor, el coro elevado y su órgano barroco y la pila bautismal, una pieza tallada de época románica.

Entre 1637 y 1639 se llevan a cabo las obras del retablo, en el que participan Pedro Virto, ensamblador de Calatayud, y Lucas Sánchez, escultor afincado en Ágreda. El primero terminó de cobrar su trabajo once años más tarde, después de renunciar a una buena parte de la deuda con tal de cobrar algo:

” se le acabó de pagar con 1.000 rs. que salió de pagar a (la cofradía de) las Animas del purgatorio de la yglesia por convenencia que hizo de perder la mitad porque pagaramos esa cantidad”.

El escultor tuvo aún más problemas. Una buena parte del presupuesto previsto para las esculturas se desvía para contratar a un dorador/pintor, Bernardino Toll, por lo que, tras verse obligado a recurrir a los tribunales eclesiásticos, Sánchez termina de cobrar lo pactado en 1679.

No le fueron mejor las cosas al pobre Toll, que falleció en el pueblo sin ver saldada la deuda. Su hijo, racionero en la iglesia de Montalbán, en 1714, accede finalmente a donar lo que quedaba por cobrar para la construcción del órgano que se estaban instalando en Milmarcos._MG_4783RETOUCH

Un órgano que también nos costó un montón de disgustos (económicos). Comenzó a construirlo, en 1714, Nicolás Salanova, que posteriormente sería integrante del taller organero más importante del barroco valenciano, mientras que la caja es obra de Francisco Alambra (autor del altar mayor de la iglesia de Fuentelsaz).

Los libros de Fábrica de la iglesia recogen aderezos y reformas en varios años hasta que, en 1786, terminar de apañar el órgano el maestro conquense Fernando Molero. Más de setenta años después de comenzar los trabajos Salanova.

(Buena parte de la información de esta nota ha sido facilitada por Juan Antonio Marco,  Canónigo organista de la catedral de Sigüenza y cura párroco en Milmarcos en 1984. Es también autor de un completo estudio sobre el órgano barroco en la provincia de Guadalajara, incluida nuestra joya milmarqueña).

Descargate aquí el pdf con la información iconográfica y artística del retablo de la Iglesia.

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